jueves, 29 de octubre de 2015
¿Eres tú el que había de venir?
Estaba Jesús enseñando a sus discípulos sobre el amor al prójimo, cuando se acercan a él unos discípulos del Papa Francisco y le preguntan "¿eres tú el que había de venir o debemos esperar a otro?", y Jesús, adivinando sus intenciones, ya que sus enseñanzas no cuadraban con el legalismo y el puritanismo del Papa Francisco y sus discípulos de Roma, les respondió:
<<Vayan y díganle al Papa lo que están viendo y oyendo. Cuéntenle que los homosexuales se casan, las prostitutas son acogidas, los divorciados quedan limpios para comulgar, los niños son respetados, los muertos vuelven a la vida y a los pobres se les anuncia la buena noticia>>
Y luego le añadió una advertencia a esos escandalizados puritanos: "¡Y dichoso aquel que no encuentre en mí motivo de tropiezo!".
lunes, 26 de octubre de 2015
Parábola del cristiano y el homosexual
Parábola del cristiano y el homosexual
Estaba Jesús enseñando a sus discípulos cuando uno de ellos le pregunta:
- Maestro, ¿debemos sentirnos orgullos de nuestra condición de seguidores tuyos?
- Maestro, ¿debemos sentirnos orgullos de nuestra condición de seguidores tuyos?
- No, mis seguidores son la escoria de la sociedad. Son los pecadores, las prostitutas, los publicanos, los pobres, los cojos y los desdentados. Ustedes son todos los que los demás rechazan.
- Pero nos has dicho que seremos quienes regirán el Reino contigo.
- Pero no porque ustedes tengan mérito alguno, sino simplemente porque el Padre los ama, al igual que ama a los demás.
Y Jesús se dirigió a ellos y les preguntó:
- ¿Hay alguno de ustedes que sea capaz de llamarse justo a sí mismo?
Y uno de los discípulos contestó:
- Justo hay uno solo, Dios.
Y Jesús les dijo:
"Dos hombres subieron al templo a orar: uno era cristiano, y el otro homosexual.
El cristiano, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este maricón;
ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.
Mas el homosexual, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.
Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido”.
Y los discípulos guardaron silencio, avergonzados.
martes, 20 de octubre de 2015
El mandamiento más importante
Estaba Jesús dialogando con sus discípulos cuando un evangélico le preguntó
- Maestro, ¿Cuál es el mandamiento más importante de la Ley?
- Está escrito que debes amar a Dios sobre todas las cosas, y también que debes amar al prójimo como a tí mismo. No dudo que ames a Dios, o mejor dicho, lo que tú crees que es Dios, el dios que te has construido y que has heredado, ¿pero qué hay de amar a tu prójimo?
El evangélico le respondió
- Pues salgo los domingos a predicar tu palabra, les hablo del juicio y la condenación que vendrá por no creer en ti. Les recalco sus pecados y les hago ver su necesidad de arrepentimiento. Y a los pecadores, como los homosexuales y a los fornicarios, los maldigo y los envío directo al infierno.
Jesús, mirando lo con compasión, le contestó:
- ¿Y así es cómo te amas a ti mismo?
Parábola del buen ateo.
Un pastor evangélico fue a hablar con Jesús, y para ponerlo a prueba le preguntó:
—Maestro, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?
Jesús le contestó:
—¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué es lo que lees?
El pastor le contestó:
—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”; y, “ama a tu prójimo como a ti mismo.”
Jesús le dijo:
—Has contestado bien. Si haces eso, tendrás la vida.
Pero el pastor evangélico, queriendo justificar su pregunta, dijo a Jesús:
—¿Y quién es mi prójimo?
Jesús entonces le contestó:
—Un hombre iba caminando por las calles de La Legua, y unos angustiados lo asaltaron y le quitaron hasta la ropa para comprar pasta; lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un cura católico pasaba por el mismo camino; pero al verlo, dio un rodeo y siguió adelante. También un pentecostal llegó a aquel lugar, y cuando lo vio, dio un rodeo y siguió adelante. Pero un ateo que viajaba por el mismo camino, al verlo, sintió compasión. Se acercó a él, le curó las heridas con alcohol y ungüentos, y le puso vendas. Luego llamó un taxi, lo llevó a una clínica y lo cuidó. Al día siguiente, el ateo sacó el equivalente al sueldo de una semana suya de trabajo, pagó la cuenta de la clínica y le dijo a la recepcionista de urgencias: “Cuide a este hombre, y si gasta usted algo más, le dejo un pagaré firmado. ”Pues bien, ¿cuál de esos tres te parece que se hizo prójimo del hombre asaltado por los angustiados?
El pastor evangélico contestó:
—El que tuvo compasión de él.
Jesús le dijo:
—Pues ve y haz tú lo mismo.
Jesús entre dos bandidos.
Junto a la cruz de Jesús, habían dos condenados más. El de la izquierda era un reconocido pastor caído en desgracia por malversación de fondos, y el de la derecha era simplemente un homosexual.
Y el pastor le dijo a Jesús:
- Jesús, si eres el Cristo al que he predicado, sálvate a ti mismo, y sálvanos a nosotros.
Y el homosexual le respondió:
- ¿Acaso no tienes vergüenza?, ¡estamos muriendo!, ¿ni en tu muerte dejarás de juzgar y condenar a los que no son como tú?. - dirigiéndose a Jesús - Si hay algo de valor en mí, recuérdame cuando estés con tu Padre.
Jesús lo miro compasivamente, y le dijo:
- De cierto, de cierto os digo, que esta noche cenarás conmigo en el paraíso.
Y el pastor loco de furia, entró en cólera y murió en el acto.
Jesús enseña sobre el amor.
Estaba Jesús caminando con sus discípulos, cuando uno de ellos le preguntó:
- "rabí, los fariseos del templo dicen que si no diezman, no obedecen a sus pastores, no asisten con regularidad al templo, y no cumplen cada uno de los preceptos, no serán salvos, ¿es eso cierto?"
Y Jesús le contestó:
- "había un hombre que tenía 5 ovejas, a todas las había cuidado desde su nacimiento y a todas ellas las amaba desde lo profundo de su ser. Cuatro de las ovejas daban buena lana y buena leche, pero una de ellas no podía dar leche porque estaba enferma. Un día el hombre debió viajar y dejó a las ovejas al cuidado de su esclavo. En eso llegó el recaudador de impuestos a cobrar, y el esclavo le dio a la oveja enferma ya que no era productiva.
Cuando el hombre volvió de su viaje, y se dio cuenta que faltaba la oveja enferma, se entristeció pensando que había muerto, y llamó a su esclavo para informarse de lo sucedido. Una vez el esclavo le contó, le castigó, ya que el amor que él sentía por sus ovejas, no se podía medir con parámetros de producción de leche y lana.
Buscó al recaudador de impuestos, y le dio todo lo que tenía para recuperar a su oveja enferma".
Cuando el hombre volvió de su viaje, y se dio cuenta que faltaba la oveja enferma, se entristeció pensando que había muerto, y llamó a su esclavo para informarse de lo sucedido. Una vez el esclavo le contó, le castigó, ya que el amor que él sentía por sus ovejas, no se podía medir con parámetros de producción de leche y lana.
Buscó al recaudador de impuestos, y le dio todo lo que tenía para recuperar a su oveja enferma".
El discípulo lo miró y le dijo:
- " no comprendo rabí.
Y Jesús le dijo:
- "no se trata de lo que las ovejas le daban al hombre, sino de lo que el hombre le daba a las ovejas. Los fariseos son como el esclavo, condicionan la salvación a diezmar o a cumplir preceptos pero olvidan lo más importante, así como todas las ovejas eran amadas por el hombre, así también todos los hombres son amados por el Padre".
Jesús y la santidad.
Estaba Jesús enseñando al borde de un lago, cuando un joven se le acercó y le preguntó:
- Señor, yo quiero ser santo como tú, ¿qué debo hacer para ser santo como tú?
- debes denunciar al publicano que cobra de más para enriquecerse a costa de los otros, pero debes sentarte a la mesa con él. Debes estar al lado de los cojos, los ciegos, los endemoniados, los mendigos y los leprosos, es decir, todos los que son marginados por nuestra sociedad. Debes compartir el vino con prostitutas sin que ello te incomode. Debes cuidar del huérfano y la viuda, y por sobre todo, debes entender que todo lo que le hagas a cada uno de estos mis pequeños, me lo estás haciendo a mí.
- ¡Pero Señor!, ¿cómo voy a ser santo haciendo todo eso, si es pecado?
- la santidad es reconocer el valor humano en otras personas, darse cuenta que tu prójimo es tu espejo, y discernir que Dios se manifiesta en tu vida por intermedio de otros hombres y mujeres. Amar a tu prójimo como a ti mismo.
Y el joven, al darse cuenta de lo difícil de ser santo, volvió a su iglesia, confiado en que los vacíos ritos religiosos le otorgaran dicha santidad.
EL secuestro de Jesús
La multitud se abalanzó enardecida sobre los muros del templo. Ya habían quemado varios y éste era uno de los pocos que quedaba en la zona. Los cristianos parapetados dentro de sus muros, habían convertido la antigua casa de oración en un arsenal de guerra; donde antes habían instrumentos musicales, hoy habían fusiles, donde antes habían biblias, unas cuantas cajas de balas ocupaban su lugar. Era necesario, debían defenderse, debían sobrevivir.
De pronto el ruido del exterior cesó. Los sitiadores, esos malditos herejes que solo querían destruir la sagrada institución, ofrecieron una tregua, querían negociar. La bandera blanca ensangrentada invitando a la paz, desafiaba el orgullo bélico de los cristianos. Tal como en las cruzadas como antaño, como en Münster, como en San Juan de Acre y como en Waco, no querían negociar, solo querían enviar al infierno a los sitiadores antes de ellos mismos ascender al cielo por defender su fe, un absurdo sentido del deber del martirio los embargaba y motivaba.
- ¡Queremos hablar! - se escuchó un grito desde fuera. El líder de los sitiadores arriesgaba su vida portando la bandera que debería invitarlos a la paz. - ¡Tenemos que hablar! - se volvió a oír.
El pastor accedió, al líder de los sitiadores le permitieron ingresar. Era un antiguo miembro de esa misma iglesia, un hermano de ellos con el que por años compartieron el pan y las "lectio divina".
- (H) Pastor.
- (P) Bienvenido hermano, diga lo que tenga que decir.
- (H) Usted sabe que por años fui miembro de esta iglesia, que salíamos a predicar juntos cada fin de semana, que diezmaba sagradamente incluso más de lo que tenía, que a veces dejaba a mi familia de lado por estar más tiempo en la iglesia, y en el peor de los casos los obligaba a acompañarme.
- (P) Lo se.
- (H) Allá fuera, Pastor, hay mucha gente como yo, que se ha dado cuenta que en los templos solo hay vacío y podredumbre. Nosotros buscamos un Cristo que nos libere de las ataduras que nos atosigan, y en cambio, encontramos más ataduras que nos oprimen aun más. Una gran cantidad de reglas sin sentido, hermanos más preocupado de lo accesorio que de lo principal, gente que solo venía acá porque no tenían con quien sociabilizar en sus vidas, sin ningún tipo de amor por el prójimo y menos un entendimiento de lo que significa ser cristiano.
- (P) Hermano, sus palabras son fuertes.
- (H) Hablar no nos matará Pastor, si hubiéramos hablado antes se habrían evitado muchas muertes inútiles.
- (P) Continue.
- (H) Estoy aquí Pastor, porque les exigimos que ustedes, la Iglesia, nos devuelvan al Cristo. Ese Cristo que bendecía a los leprosos, que hablaba con las mujeres extranjeras, que bebía a destajo con sus amigos, que nunca negó a las prostitutas, y que se hizo uno con los que sufren. El amigo de los olvidados, el Cristo de los pobres y los oprimidos. Libérenlo, porque desde que la Iglesia existe como tal en el mundo cristiano, lo tienen secuestrado, maniatado, torturado y asesinado. Y lo resucitan sólo para volver a maniatarlo, torturarlo y asesinarlo, para resucitarlo otra vez y luego continuar repitiendo el ciclo.
Devuélvanlo a quienes les pertenece, al mundo por el que murió.
- (P) Bienvenido hermano, diga lo que tenga que decir.
- (H) Usted sabe que por años fui miembro de esta iglesia, que salíamos a predicar juntos cada fin de semana, que diezmaba sagradamente incluso más de lo que tenía, que a veces dejaba a mi familia de lado por estar más tiempo en la iglesia, y en el peor de los casos los obligaba a acompañarme.
- (P) Lo se.
- (H) Allá fuera, Pastor, hay mucha gente como yo, que se ha dado cuenta que en los templos solo hay vacío y podredumbre. Nosotros buscamos un Cristo que nos libere de las ataduras que nos atosigan, y en cambio, encontramos más ataduras que nos oprimen aun más. Una gran cantidad de reglas sin sentido, hermanos más preocupado de lo accesorio que de lo principal, gente que solo venía acá porque no tenían con quien sociabilizar en sus vidas, sin ningún tipo de amor por el prójimo y menos un entendimiento de lo que significa ser cristiano.
- (P) Hermano, sus palabras son fuertes.
- (H) Hablar no nos matará Pastor, si hubiéramos hablado antes se habrían evitado muchas muertes inútiles.
- (P) Continue.
- (H) Estoy aquí Pastor, porque les exigimos que ustedes, la Iglesia, nos devuelvan al Cristo. Ese Cristo que bendecía a los leprosos, que hablaba con las mujeres extranjeras, que bebía a destajo con sus amigos, que nunca negó a las prostitutas, y que se hizo uno con los que sufren. El amigo de los olvidados, el Cristo de los pobres y los oprimidos. Libérenlo, porque desde que la Iglesia existe como tal en el mundo cristiano, lo tienen secuestrado, maniatado, torturado y asesinado. Y lo resucitan sólo para volver a maniatarlo, torturarlo y asesinarlo, para resucitarlo otra vez y luego continuar repitiendo el ciclo.
Devuélvanlo a quienes les pertenece, al mundo por el que murió.
Entonces el Pastor comprendió la gravedad y el origen del problema, se sentó, puso sus manos en su cara y largó en llanto. Entre sollozos, le dijo al antiguo hermano que aun estaba frente suyo:
- (P) Hermano, ese Cristo que usted me exige que le devolvamos, lamento no poder hacerlo. Nosotros tampoco lo tenemos.
Y el pastor tomó un revolver, colocó el cañón en su boca, y disparó.
Jesús y el joven rico
Estaba Jesús con sus discípulos cuando un joven se le acercó y le preguntó:
- ¿Qué debo hacer para lograr la vida eterna?
- Pues guarda los mandamientos.
- ¿Cuáles? - replicó el joven.
- No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no dirás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo.
- Todas esas cosas que pides Maestro, las he guardado desde mi juventud. ¿Qué debo hacer para seguirte?
- Pues vende tus propiedades, tus acciones de los bancos, los bonos del tesoro y tus activos del mercado especulativo, y dale ese dinero a los pobres. En tus empresas paga a tus trabajadores lo justo y no te aproveches del más pequeño para aumentar tus posesiones.
Y el joven se entristeció, porque la mayoría de sus activos financieros estaban en Merril LIynch. Entonces, el maestro mirando a todos a su alrededor dijo:
- ¡Es más fácil enhebrar una aguja de coser con una soga, a que quien tiene riquezas y las use para oprimir y especular, y obtener ganancias a costa de los demás entre al Reino de los Cielos!
Jesús y el centurión.
Después que hubo terminado todas sus palabras al pueblo que le oía, entró en Valparaíso.
Y el novio de un teniente de policia, a quien éste amaba mucho, estaba enfermo y a punto de morir.
Cuando el teniente oyó hablar de Jesús, le envió unos pastores de los cristianos, rogándole que viniese y sanase a su novio.
Y ellos vinieron a Jesús y le rogaron con solicitud, diciéndole: Es digno de que le concedas esto;
porque ama a nuestra religión, y nos edificó un templo.
Y Jesús fue con ellos. Pero cuando ya no estaban lejos de la casa, el teniente envió a él unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo;
por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti; pero dí la palabra, y mi novio será sano.
Porque también yo soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo policias bajo mis órdenes; y digo a éste: Vé, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi novio: Haz esto, y lo hace.
Al oír esto, Jesús se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la gente que le seguía: Os digo que ni aun en la Iglesia he hallado tanta fe.
Y al regresar a casa los que habían sido enviados, hallaron sano al novio que había estado enfermo.
#teoficción.
Avisos Bíblicos de Ocasión
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#AvisosBíblicosDeOcasión #teoficción
Jesús y el cristiano
Estaba Jesús enseñando a sus discípulos cuando un cristiano interrumpió. Entonces Jesús le dijo:
- ¿qué tienes?
Y el cristiano le contestó:
- ¿qué tienes?
Y el cristiano le contestó:
- tengo ira, tú dices ser el hijo de dios, pero andas por ahí comiendo con borrachos, con homosexuales y prostitutas. Bendices a los que maldicen, y perdonas sus pecados. Tengo rabia, porque no los juzgas, no les pides que abandonen sus vidas para seguirte, ¡seguro eres un asqueroso liberal!
Jesús, consternado, le respondió:
- el Reino de los cielos es semejante a un padre que tiene dos hijos, uno de ellos le dice que quiere su parte de la herencia, y se la va a gastar por el mundo. El otro se queda trabajando con él. El primer hijo vuelve después de haber dilapidado su dinero, y el Padre lo recibe con los brazos abiertos. Pero el hijo que se quedó, se enojó y rechazó a su hermano.
El cristiano le dijo:
- es justo, el hijo que gasto su herencia fue un mal hijo, en cambio el otro fue fiel para con su padre.
Y Jesús airado, le explicó a sus discípulos:
- ¿Acaso no entienden?, no se trata de ser bueno o de ser malo, ¡se trata del amor del Padre!
Y el cristiano se retiró avergonzado.
Los males de la religión.
- ¿Papá, es buena la religión en el mundo?
- Probablemente sí hijo, pero nunca debemos olvidar que el primer asesinato registrado en la biblia, ocurrió inmediatamente después del primer acto registrado público de culto religioso: los sacrificios de Caín y Abel.
Dios es lo que amamos.
- Padre, ¿qué es dios?,- preguntó el pequeño Yehoshua.
- Hijo, Dios es el nombre que le damos a todo aquello que desconocemos.
- Pero Padre, yo te conozco y tus cuidados deben ser como los cuidados de dios- Espetó el pequeño Yehoshua.
- ¡Vaya, que agudo tu comentario!, es cierto hijo, Dios es el nombre que le damos a todo aquello que amamos. Tú eres dios, Miryam, tu madre es dios, tus hermanos, tus tíos, tus amigos, toda tu gente es dios. Dios es lo que amamos.
- Padre, ¿quién es dios, para amarle como te amo a tí?
- Hijo, Dios no es una persona, Dios es el nombre con que llamamos al misterio. Dios es el nombre con que llamamos a lo sagrado, lo importante, aquello por lo cual daríamos la vida.
Y Yehoshua aprendía día a día, de las enseñanzas de su padre Yusuf, y se hacía grande en sabiduría.
¿Qué es el pecado?
¿Qué es el pecado?
El pequeño Yehoshua vio a su madre Miryam enferma, en cama con fiebre y le llevó agua para que bebiera. Luego fue a hablar con Yusuf, su padre.
- Padre, la gente de Nazareth dice que mamá está enferma porque ha pecado.
Yusuf, ya acostumbrado a las constantes inquietudes de su pequeño hijo le contestó:
- No hijo, la enfermedad de tu madre no tiene nada que ver con el pecado, ya se repondrá.
- Papá, ¿qué es el pecado?
Y Yusuf, cambiando su semblante de ternura a una impotencia contenida, respondió:
- hijo, el pecado es lo que nos aleja de Dios.
- ¿y qué nos aleja de Dios, papá?
- las cosas que hacemos, nuestras actitudes y nuestro deseo egoísta. Cuando el pueblo tiene hambre y los graneros están llenos, pero la gente no tiene dinero para comprar grano y los dejan morir de hambre, es pecado; cuando los obreros trabajan y les pagan poco, es pecado; cuando a una viuda le embargan su campo por deudas, único sustento que tiene, es pecado; cuando el dinero alcanza para todos pero se lo quedan unos pocos, es pecado; cuando por tu trabajo cobras de más y no lo justo, es pecado. Siempre que a alguien no se le respete lo que le corresponde será pecado. Por eso tu madre, no se ha enfermado por pecar.
Y el pequeño Yehoshua atesoraba los consejos de Yusuf en su corazón, y crecía día a día en sabiduría.
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