Jesús entró en Santiago. Allí vivía Heliodoro Matta, un hombre muy rico que era dueño de las fábricas de papel higiénico. Heliodoro Matta salió a la calle para conocer a Jesús, pero no podía verlo, pues era muy bajito y había mucha gente delante de él. Entonces corrió a un lugar por donde Jesús tenía que pasar y, para poder verlo, se subió a un árbol de higos.
Cuando Jesús pasó por allí, miró hacia arriba y le dijo: «Heliodoro Matta, bájate ahora mismo, porque quiero hospedarme en tu casa.»
Heliodoro Matta bajó enseguida, y con mucha alegría recibió en su casa a Jesús.
Cuando la gente vio lo que había pasado, empezó a criticar a Jesús y a decir: «¿Cómo se le ocurre ir a la casa de ese hombre tan malo?»
Después de la comida, Heliodoro Matta se levantó y le dijo a Jesús:
—Señor, voy a dar a los pobres la mitad de todo lo que tengo. Y si he robado algo, devolveré cuatro veces esa cantidad.
Jesús le respondió:
—Desde hoy, tú y tu familia son salvos, pues eres un verdadero descendiente de Abraham.Yo, el Hijo del hombre, he venido para buscar y salvar a los que viven alejados de Dios.
#teoficción
P.S.: final feliz propuesto para el caso de la colusión del papel tissue en Chile.
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