lunes, 26 de octubre de 2015

Parábola del cristiano y el homosexual

Parábola del cristiano y el homosexual



Estaba Jesús enseñando a sus discípulos cuando uno de ellos le pregunta:

- Maestro, ¿debemos sentirnos orgullos de nuestra condición de seguidores tuyos?

- No, mis seguidores son la escoria de la sociedad. Son los pecadores, las prostitutas, los publicanos, los pobres, los cojos y los desdentados. Ustedes son todos los que los demás rechazan.

- Pero nos has dicho que seremos quienes regirán el Reino contigo.

- Pero no porque ustedes tengan mérito alguno, sino simplemente porque el Padre los ama, al igual que ama a los demás.

Y Jesús se dirigió a ellos y les preguntó:

- ¿Hay alguno de ustedes que sea capaz de llamarse justo a sí mismo?

Y uno de los discípulos contestó:

- Justo hay uno solo, Dios.

Y Jesús les dijo:

"Dos hombres subieron al templo a orar: uno era cristiano, y el otro homosexual.
El cristiano, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este maricón;
ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.
Mas el homosexual, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.
Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido”.

Y los discípulos guardaron silencio, avergonzados.

3 comentarios:

  1. El hecho de que prefieras ver como homosexual al samaritano no quiere decir que lo sea, piensa bien antes de halar el texto por las greñas para defender tu causa, no sea que Dios te lo tome en cuenta. Si vas a usar un alegato que sea valido

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    1. Al contextualizar la intención parenética del texto, tanto el homosexual como el ateo son personajes que conservan la oposición de la parábola original.

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