- Hermano Juan, acérquese, debo hablar seriamente con usted de algo muy grave.
- ¡Claro pastor, dígame!
- He estado analizando los informes financieros de la Iglesia, y usted no solo ha sido un diezmador regular, sino de los que más aporta.
- Gracias pastor, he intentado aportar a la obra del Señor.
- Pero el último mes usted no diezmó.
- Pastor, estoy sin trabajo y debo cubrir la enfermedad de mi hijito.
- Es una lástima hermano, pero un buen cristiano nunca debe dejar de diezmar. ¿Usted sabe como se llaman aquellos que no diezman?
- No pastor, ¿Cómo se llaman?
- Ladrones, querido hermano. Quien no diezma le roba a Dios.
- Pastor, entonces los que diezmamos nos llamamos «huevones», por que por lo que veo a su Iglesia le importa solo la plata y no se preocupan de las personas.