lunes, 16 de noviembre de 2015

No eres tú, soy Dios.

No Dios, no me mires con esa cara de pena, esta ruptura es inevitable.
¿Qué te de otra oportunidad?, ¡pero si te he dado varias!, desde la Antigüedad que te he seguido, te he esperado, te he obedecido, ¡y todo para qué!, ¿para qué no te dignes en volver, para que no hagas nada por los que invocan tu nombre, para qué te de lo mismo nuestro sufrimiento?
No Dios, me cansé. Me cansé de atentados en tu nombre, me cansé de tus representantes y de tu fan club, me cansé de las instituciones que te secuestran y tú indiferencia al respecto.

Me has cansado Dios. Primero debo justificar muertes en tu nombre en el Antiguo Testamento, después de todo "son mitos", " son relatos etiológicos ", " no son eventos históricos " o "Dios es amor, esos textos reflejan la opinión de los hombres que los escribieron". Y luego debo justificar las actuales tragedias en tu nombre. No Dios, me cansé de encubrir tu inoperancia divina, con cada muerto en Gaza, con cada muerto en el Mediterráneo, con cada estudiante en México, con cada mapuche asesinado sólo demuestras tu fracaso Dios, el mundo te quedó grande.

Pero no eres tú Dios, soy yo. Después de todo eres sólo más de lo mismo, y yo me he cansado de aquello.

No me insistas, no prometas que cambiarás y que está vez si harás las cosas bien, ¡ya no te creo!

Es tiempo de que veamos a otras personas Dios, pero podemos seguir siendo amigos.

#teoficción.


martes, 3 de noviembre de 2015

Jesús y el publicano (empresario).

 Jesús entró en Santiago.  Allí vivía Heliodoro Matta, un hombre muy rico que era dueño de las fábricas de papel higiénico. Heliodoro Matta salió a la calle para conocer a Jesús, pero no podía verlo, pues era muy bajito y había mucha gente delante de él. Entonces corrió a un lugar por donde Jesús tenía que pasar y, para poder verlo, se subió a un árbol de higos.



Cuando Jesús pasó por allí, miró hacia arriba y le dijo: «Heliodoro Matta, bájate ahora mismo, porque quiero hospedarme en tu casa.»

Heliodoro Matta bajó enseguida, y con mucha alegría recibió en su casa a Jesús.

Cuando la gente vio lo que había pasado, empezó a criticar a Jesús y a decir: «¿Cómo se le ocurre ir a la casa de ese hombre tan malo?»

Después de la comida, Heliodoro Matta se levantó y le dijo a Jesús:

—Señor, voy a dar a los pobres la mitad de todo lo que tengo. Y si he robado algo, devolveré cuatro veces esa cantidad.

Jesús le respondió:

—Desde hoy, tú y tu familia son salvos, pues eres un verdadero descendiente de Abraham.Yo, el Hijo del hombre, he venido para buscar y salvar a los que viven alejados de Dios.

#teoficción

P.S.: final feliz propuesto para el caso de la colusión del papel tissue en Chile.